Transformar veneno en medicina

Cada persona atraviesa en su vida cotidiana distintas circunstancias. Las mismas pueden considerarse favorables o desfavorables. A su vez, si indagamos en nuestro diario vivir, podemos ver que ninguna persona está exenta de dificultades. En este sentido cabe preguntarse:
¿Qué es lo que define una vida victoriosa? ¿Podríamos decir que la felicidad equivale a no tener sufrimiento?


En el budismo de Nichiren existe un principio que se denomina “Transformar el veneno en medicina” (Hendoku Iyaku). El mismo expresa que cualquier circunstancia negativa, sin importar su naturaleza
u origen, contiene dentro de sí la posibilidad de permitirnos construir nuestra propia felicidad.
Ya que, a través de enfrentar este sufrimiento podemos desplegar el potencial intrínseco que tenemos en nuestra propia vida, a través de desafiarnos a nosotros mismos y superar nuestros propios límites, abriendo así el camino para la felicidad de uno y de las demás personas.
El foco del budismo está puesto en la manera en la que reaccionamos a los diversos sufrimientos que se manifiestan en nuestra vida.
Una escritura budista, por ejemplo, describe la enfermedad como un estímulo que despierta el deseo de buscar la verdad. Del mismo modo, muchas personas han asumido un compromiso de por vida con la paz y con la justicia a raíz de haber experimentado los sufrimientos de la guerra y las injusticias. En otras palabras, la clave está en cómo reaccionamos ante las circunstancias, aun cuando parezca que nos encontramos en un callejón sin salida.
El proceso de transformar el veneno en medicina comienza cuando consideramos las experiencias difíciles como oportunidades para reflexionar sobre nosotros mismos, fortalecer y desarrollar nuestro coraje y amor compasivo. Mientras más capaces seamos de hacerlo, más podremos crecer y lograr un estado de vida que nos permita triunfar pase lo que pase.

El maestro Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai, constantemente alentaba a cada persona con el deseo de que tomara las dificultades como una oportunidad única: “Regocíjese cuando se tope con la adversidad. Ahora es el momento de demostrar el poder de la fe. Es una oportunidad de transformar su karma. El budismo enseña la Ley infalible de «transformar veneno en medicina». Usted puede recuperar diez veces o cien veces lo que perdió, en la forma de inmenso
beneficio”.1

Llegados hasta este punto podemos preguntarnos: ¿Cómo hacer para generar esa transformación en nuestra vida, en medio de las dificultades?
Nichiren Daishonin reveló que, entre todas las escrituras budistas, el Sutra del loto parte del principio fundamental de que la naturaleza de la budeidad, es decir el potencial para ser felices tomando conciencia de la suprema dignidad de nuestra vida y la de los demás, yace de manera inherente en todas las personas sin distinción. Y, de la misma manera que la flor de loto despliega sus pétalos en medio del agua lodosa, esa naturaleza iluminada de nuestra vida puede desplegarse de manera natural en medio de las vicisitudes de la vida cotidiana.
En este sentido, el buda Nichiren expuso la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, que condensa y expresa este principio fundamental de Sutra del loto, como la forma para manifestar en nuestra vida
el potencial ilimitado de la budeidad. A través de invocar Nam-myohorenge-kyo estamos afirmando constantemente nuestra fe en la budeidad inherente que todos poseemos, desplegando el coraje y la sabiduría necesarios para enfrentar las adversidades.
Nichiren también expresó: “Nosotros quemamos la leña de los deseos mundanos y contemplamos ante nuestros ojos el fuego de la sabiduría iluminada”.2
Desde esta perspectiva, comprendemos que es imposible vivir una vida libre de sufrimientos o apegos de toda índole. No se trata de eliminar los deseos o escapar el sufrimiento.
La cuestión fundamental es cómo hacer para poder crear valor, desarrollar nuestra vida y contribuir a la felicidad de los demás a través
de iluminarnos respecto de nuestros deseos o sufrimientos. En definitiva, nuestra práctica budista nos permite discernir su verdadera naturaleza y hacer que podamos utilizarlos como una fuerza motriz para ser felices.
En lugar de permitir que la ira o el dolor que sentimos ante nuestras circunstancias encuentren su descargo en actos que dañen o denigren a los demás, es importante expandir y elevar esos sentimientos para que nos motiven a accionar y a contrarrestar los males sociales y las amenazas que nos provocan sufrimiento a nosotros y a los demás. El budismo enseña que esa transformación nos permite llevar una vida capaz de iluminar la sociedad con las cualidades de la valentía y la esperanza.

Nichiren Daishonin advierte: “El hierro se convierte en una magnífica espada cuando es sometido al fuego y a los golpes”
También expresa: “[…] el oro, expuesto al fuego, adquiere su punto de pureza”
El principio de convertir el veneno en medicina es un manantial de esperanza, y nos permite vivir con optimismo y convicción cada una de las circunstancias que debemos enfrentar.
Basados en estas palabras podemos afirmar que lo más importante es nuestra profunda determinación interior. El maestro Ikeda nos alienta: “Decidir resueltamente no solo remontar cualquier obstáculo que se nos presente, sino también elevar nuestra condición de vida hacia nuevas alturas, como resultado de transformar positivamente la adversidad, es la obra jubilosa que cada uno de nosotros, sin excepción, puede representar en el escenario de la vida, a través del principio de
«transformar el veneno en medicina», basado en la fe en la Ley Mística
[…] Nuestro movimiento de la SGI existe para propagar los principios humanísticos del budismo de Nichiren, a fin de lograr la paz y la
prosperidad de toda la humanidad. Por ende, está embarcada en una lucha sincera e incondicional para cambiar valientemente ese veneno en medicina, actuando con entera libertad para extraer valor positivo de todo, en beneficio de la felicidad humana, la dignidad suprema de la vida y la paz del mundo”.
Haciendo resplandecer en nuestra vida el principio de «transformar el veneno en medicina» podremos tomar cada sufrimiento como un tesoro para pulir nuestra condición humana y atesora a cada persona, conscientes del potencial infinito que yace en nuestra vida y en la de los demás.